La Fundación Renovables, con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha publicado una guía de recomendaciones de buenas prácticas para conseguir que el despliegue de la eólica marina se integre de forma equilibrada con los ecosistemas y el territorio. Según lo previsto, España iniciará este año las primeras subastas para instalar los primeros aerogeneradores offshore a lo largo de 2025, lo que supone una oportunidad para acelerar la transición energética.

El avance hacia la energía limpia representa una oportunidad significativa para progresar en la transición energética. Sin embargo, también plantea desafíos, especialmente para asegurar que el proceso incluya el intercambio con los distintos agentes sociales y económicos que se puedan ver influidos por los proyectos.
La publicación recoge experiencias de distintos países europeos, entre ellos Francia, Países Bajos y Reino Unido, donde la construcción de parques eólicos marinos ha ido acompañada de distintos enfoques para fomentar su aceptación por parte de las comunidades.
Prácticas recomendadas para la integración de la eólica marina
El informe identifica cuatro áreas clave que deben considerarse para limitar posibles efectos negativos en el ámbito ambiental, económico y social. Estas áreas ofrecen un marco de referencia tanto para los promotores de los parques como para las autoridades responsables y entidades reguladoras.
En primer lugar, se señala la importancia de compartir la información sobre los proyectos de forma anticipada y clara. Esto implica la creación de grupos de trabajo abiertos y la existencia de puntos de información accesibles para la ciudadanía. Además, se recomienda que exista un diálogo constante con las partes locales para acordar incentivos que beneficien a las comunidades afectadas.
La relación entre los parques eólicos marinos y el sector pesquero es otro aspecto fundamental. El informe propone garantizar un trabajo conjunto con colectivos de pescadores y empresas relacionadas, así como establecer compensaciones y buscar fórmulas para que ambas actividades puedan convivir. Un ejemplo que menciona la guía es adaptar las flotas pesqueras para realizar rutas turísticas a los parques eólicos, diversificando así la actividad económica.
En cuanto al turismo, se recomienda que la instalación de aerogeneradores tenga en cuenta el valor paisajístico de las zonas costeras. Entre las acciones sugeridas destacan el cuidado en la ubicación de los parques, alejándolos de áreas de alto valor turístico, y la utilización de turbinas con mayor capacidad para reducir el número de estructuras visibles.
Por último, el informe hace hincapié en la necesidad de minimizar el impacto de los parques en la fauna marina y las aves. Se sugiere seleccionar emplazamientos que presenten un menor riesgo ambiental y emplear tecnologías específicas que reduzcan el ruido y la posibilidad de colisiones. Como complemento, se considera adecuado poner en marcha medidas que contribuyan a la protección de especies y hábitats del entorno.
La publicación concluye que la integración de la eólica marina en España requerirá un enfoque participativo y una planificación cuidadosa para extender las buenas prácticas a lo largo de toda la costa nacional. Además, el documento comparte ejemplos prácticos para lograr una implantación respetuosa y beneficiosa para los distintos intereses en juego.