El proyecto R2D2 (Reliability, Resilience and Defense technology for the grid), cofinanciado con fondos de la UE, se puso en marcha el pasado mes de octubre con el objetivo de mejorar la fiabilidad, la resiliencia y la defensa de la red eléctrica europea ante el creciente número de amenazas y vulnerabilidades.
Coordinado por la empresa ETRA y con un presupuesto total de 9.747.375 euros cofinanciado con 7.335.337,50 euros del programa Horizonte Europa, el proyecto R2D2 se desarrollará durante tres años.
El consorcio a cargo del proyecto está compuesto por 17 socios de 9 países europeos, entre los que se encuentra RTE International, que ha anunciado que R2D2 proporcionará una gama de soluciones complementarias sintetizadas en cuatro productos dedicados a la prevención, protección y restauración de los sistemas de energía.
Se trata de un marco de evaluación de riesgos múltiples para el sistema eléctrico, un paquete de resiliencia para TSO (Transmission System Operator) y DSO (Distribution System Operators), prevención de sistemas para la seguridad de las infraestructuras energéticas y herramientas mejoradas de mantenimiento y gestión de activos.
Pruebas y validación de resultados
Los resultados del proyecto se probarán y validarán en cuatro demostradores complementarios a gran escala en España, Grecia, Serbia y Eslovenia. Involucrarán cadenas de valor completas y representativas, lo que abarca una amplia variedad de fuentes de energía, redes, sistemas y activos, así como condiciones climatológicas, geográficas y socioeconómicas heterogéneas que facilitarán la replicabilidad y el eventual lanzamiento al mercado de las herramientas.
Con la monitorización y el control inteligente y eficiente de la red eléctrica de extremo a extremo a través de las herramientas de R2D2, se espera un impacto positivo y tangible en toda la cadena de valor europea. Los sistemas de energía eléctrica se beneficiarán de un ahorro de costes generales mediante la reducción de las pérdidas de energía (técnicas y no técnicas), de la disminución de la cantidad y duración de las interrupciones, y de la minimización de las inversiones en recuperación ante desastres.