Los mercados de electricidad están experimentando una transformación única, debido a la creciente electrificación en el transporte, los edificios y la industria. Pero esta evolución tendrá un impacto insignificante en la reducción de CO2 si no viene acompañada de mayores esfuerzos para aumentar la participación de fuentes renovables y bajas en carbono. El último informe de la Agencia Internacional de la Energía, IEA, el World Energy Outlook 2018, detalla las tendencias energéticas mundiales y examina el impacto de esta creciente electrificación.
WOE2018, publicación insignia de la IEA, analiza con detalle distintos escenarios y describe las tendencias de la energía en todos los combustibles y tecnologías. El informe ofrece una comparativa con diferentes alternativas, basadas en las políticas actuales y planificadas, distinguiendo aquellas que pueden cumplir los objetivos climáticos a largo plazo en virtud del Acuerdo de París, reducir la contaminación del aire y garantizar el acceso universal a la energía.
En un escenario global en que la demanda de energía crecerá en más de un 25% hasta 2040, el informe destaca que se requerirá una inversión de más de 2 trillones de dólares al año en nuevos suministros de energía. Deberán ser los gobiernos los responsables del 70% de esas inversiones. En palabras de Fatih Birol, director ejecutivo de IEA, «el destino energético del mundo está en las decisiones gubernamentales».
En ese escenario de 2040, el WOE2018 vaticina que la producción de energía a partir de fuentes renovables superará el 40%, frente al 25% que representa en la actualidad. Esta transformación en la combinación de energía global trae importantes beneficios pero, tal y como indica la IEA, también plantea un conjunto de desafíos que los responsables de las políticas deben abordar rápidamente.
Con una mayor variabilidad en los suministros, la flexibilidad de los sistemas energéticos será la piedra angular de los futuros mercados de la electricidad. La expansión de las energías renovables, principalmente de la fotovoltaica y la eólica, requerirán reformas de mercado, inversiones en las redes eléctricas, así como mejoras en las tecnologías de respuesta a la demanda: medidores inteligentes y sistemas de almacenamiento de baterías.
«El sector eléctrico está experimentando su transformación más profunda desde su nacimiento hace más de un siglo», ha declarado el director ejecutivo de IEA. «Por esa razón», añade, «World Energy Outlook presenta un enfoque especial en la electricidad este año para examinar qué podría ocurrir en los futuros sistemas energéticos globales».
El sector eléctrico, a la vanguardia de la transición energética
Durante los próximos 25 años se espera que siga creciendo la demanda de energía eléctrica, lo que exigirá mayores inversiones en el sector eléctrico con el objetivo de que tenga capacidad de responder a una demanda marcada por una economía digital, con mayor presencia de vehículos eléctricos y otras tecnologías que necesitan este tipo de energía para su funcionamiento.
El suministro eléctrico mundial también se está transformando por el aumento de las fuentes de generación renovables variables, como la energía eólica y solar fotovoltaica.
De esta manera, el sector eléctrico se sitúa a la vanguardia en la transición energética, brindando acceso a los casi mil millones de personas que actualmente se encuentran privadas, ayudando a reducir la contaminación del aire y cumpliendo los objetivos climáticos.
Estos cambios requerirán un nuevo enfoque sobre cómo se diseñan los sistemas de energía y cómo funcionan. De lo contrario, el aumento de la electrificación podría resultar en sistemas de energía menos seguros, lo que subraya la urgente necesidad de una acción política en este sector crítico, se puntualiza en el informe.
El nuevo modelo de energía sostenible electrificada
Hoy en día, la electricidad representa el 19% del consumo final total de la energía, una participación que se prevé que aumente a medida que la demanda de electricidad supere a todos los demás combustibles. En 2040, la demanda de electricidad alcanzará el 24%, muy lejos de la electrificación total, debido a que no todos los usos finales pueden ser fácilmente electrificados, como la demanda de calor a alta temperatura en la industria, la aviación y el transporte de larga distancia, donde la electrificación es más difícil de lograr, ya sea por razones económicas o barreras técnicas.
Los países en desarrollo darán cuenta de la mayor parte de la nueva demanda, impulsada por el rápido crecimiento económico y de la población, la necesidad de más bienes y servicios y el aumento del impulso político hacia la electrificación. Por ejemplo, solo la industria china representará casi una quinta parte del aumento de la demanda eléctrica mundial hasta 2040.
En estas regiones también se espera un importante aumento de energía eléctrica para atender las crecientes necesidades de refrigeración, debido a que el número de equipos domésticos de aire acondicionado alcanzará los 2.500 millones de unidades, frente a los 600 millones actuales.
La introducción cada vez mayor de tecnologías que necesitan electricidad, como los nuevos vehículos o los calentadores de agua, también se observa como un factor que podría acelerar la demanda de energía eléctrica en las economías en desarrollo.
La eficiencia energética, clave para el crecimiento estable de la demanda eléctrica en economías avanzadas
Por su parte, en las economías más avanzadas, las mejoras continuas de la eficiencia en la iluminación, la refrigeración y la industria hacen que la demanda de electricidad se mantenga relativamente estable. En estos países la electricidad gana terreno al proporcionar movilidad eléctrica y calefacción para hogares, oficinas y fábricas, proporcionando un sustento para el crecimiento.
Sin embargo, el informe indica que en estas regiones la electrificación generalizada no será suficiente para impulsar un aumento importante en la demanda de electricidad, ya que la mayor eficiencia de los autos eléctricos y las bombas de calor reduce la cantidad adicional de electricidad necesaria para el transporte y para calentar nuestros hogares.
Por ejemplo, aumentar los vehículos eléctricos a un 100% de las ventas de autos nuevos en economías avanzadas para 2040 (comparado con el 1% actual) aumentaría el crecimiento de la demanda de electricidad a un promedio del 1,1% anual, ya que estos automóviles son más del doble de eficientes que los autos convencionales.
El futuro es un escenario eléctrico
Para realizar su análisis, el WEO2018 plantea dos posibles escenarios. El primero, denominado Nuevo Escenario de Políticas (NPS), incorpora las políticas energéticas existentes, así como una evaluación de los resultados que probablemente se deriven de la implementación de las intenciones políticas anunciadas.
El otro, al que han asignado el nombre de Escenario de Desarrollo Sostenible (SDS), describe un enfoque integrado para lograr objetivos acordados internacionalmente sobre cambio climático, calidad del aire y acceso universal a la energía moderna.
Para cada uno de los escenarios, el equipo del informe ha elaborado un conjunto de gráficos que muestran cuál será la evolución del mercado energético a través de cinco indicadores:
- La demanda total de energía primaria en el mundo.
- Generación de electricidad por tecnología.
- Capacidad instalada de generación de energía por tipo.
- Demanda mundial de petróleo.
- Producción mundial de petróleo.
La observación de estos gráficos nos permite comprobar de un simple vistazo cómo será dicha evolución en cada uno de los dos escenarios.
La conclusión es que la elección de políticas tendrá un gran impacto en la forma en que se desarrollará el sector eléctrico en el futuro. Las políticas y regulaciones desempeñan un papel clave en el desbloqueo de una mayor electrificación. En este sentido, serán determinantes las políticas que fomenten los esfuerzos para acelerar el despliegue de la infraestructura de recarga eléctrica, facilitar el cambio a la calefacción eléctrica tanto en edificios como en la industria y promover el acceso universal a la electricidad.