El Pleno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha aprobado, tras la consulta pública llevada a cabo entre julio y agosto, la Circular por la que se establece la metodología de cálculo de la tasa de retribución financiera de las actividades de transporte y distribución de energía eléctrica, además de regasificación, transporte y distribución de gas natural.
Se trata de la primera Circular que se aprueba en el ámbito de las nuevas competencias dadas a la CNMC en el Real Decreto-ley 1/2019, y se emite de acuerdo con el Consejo de Estado, de tal manera que se concluye así con la tramitación de la Circular, que se ha publicado en el BOE el 20 de noviembre.
El objeto de la Circular es establecer la citada metodología de cálculo para el segundo periodo regulatorio, así como los valores que resultan de la aplicación de dicha metodología.
El segundo periodo regulatorio para las actividades de transporte y distribución de energía eléctrica es el comprendido entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2025, y la tasa de retribución financiera que se obtiene para dicho periodo de acuerdo con la metodología aprobada por la CNMC es del 5,58%.
Metodología basada en el WACC
La principal novedad de la Circular consiste en establecer una metodología explícita para el cálculo de la tasa de retribución financiera, basada en el WACC (Weighted Average Cost of Capital o Coste Medio Ponderado de Capital). Según un comunicado de la CNMC, es una metodología consistente, reproducible y ampliamente utilizada entre los reguladores europeos para el cálculo de la tasa de retribución de las actividades reguladas del sector eléctrico.
Según el concepto del WACC, el coste de capital de una empresa o actividad se representa por la suma ponderada de los respectivos costes de los fondos propios y de la deuda, donde la ponderación refleja el peso de cada recurso sobre el total de la financiación. Así, el WACC refleja el coste de la deuda y la rentabilidad exigida por los accionistas que proveen capital a través de los fondos propios.
Entre otras cosas, la utilización de la metodología WACC minimiza la incertidumbre regulatoria, puesto que es fácilmente replicable, de tal forma que facilita la predictibilidad de las tasas de retribución futuras y contribuye a generar un entorno más estable y predecible que favorezca la inversión.