Un estudio de Chalmers analiza la dinámica de crecimiento de la energía eólica y solar en 60 países

Investigadores de las Universidades de Chalmers (Gotemburgo, Suecia), Lund (Suecia) y Europa Central (Viena, Austria), tras analizar las tasas de crecimiento de la energía eólica y solar en 60 países, concluyen que prácticamente ningún país se mueve con la suficiente rapidez como para evitar un calentamiento global de 1,5 °C o incluso 2 °C. Así lo han dado a conocer en el artículo ‘Dinámica de crecimiento nacional de la energía eólica y solar en comparación con el crecimiento requerido para los objetivos climáticos globales‘, publicado en la revista Nature Energy.

El hallazgo de los investigadores muestran que sólo unos pocos países han alcanzado un crecimiento de la electricidad renovable compatible con mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 ºC o 2 ºC.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha identificado escenarios energéticos compatibles con mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C o 2 °C. La mayoría de estos escenarios prevén un crecimiento muy rápido de la electricidad renovable, con un promedio de alrededor del 1,4% del suministro total de electricidad mundial por año, tanto para energía eólica como solar. Incluso más del 3% en escenarios más ambiciosos. Pero los nuevos hallazgos de los investigadores muestran que, hasta ahora, sólo unos pocos países han sido capaces de lograr un crecimiento tan rápido.

Nuevo método para medir la tasa de crecimiento

El crecimiento de nuevas tecnologías como las energías renovables no es lineal, lo que dificulta medir y predecir su expansión. En estos casos, el crecimiento suele seguir una denominada curva en ‘S’. Esto significa que cuando la producción de energía eólica o solar comienza en un país, primero se acelera exponencialmente, luego se estabiliza a un crecimiento lineal durante un tiempo y, al final, se desacelera a medida que el mercado se satura.

Los académicos suelen evaluar el crecimiento de una tecnología determinada midiendo la rapidez con la que se alcanza la saturación del mercado. Pero, para la energía eólica y solar, este método no funciona, porque no se sabe cuándo ni a qué niveles sucederá. A los investigadores se les ocurrió entonces un nuevo método: utilizar modelos matemáticos para medir la pendiente de la curva en S, es decir, la tasa de crecimiento máxima alcanzada en su punto más alto.

Tasa de crecimiento en 60 países

Los investigadores han utilizado estos modelos matemáticos para estimar las tasas de crecimiento máximas alcanzadas en los 60 países más grandes, con una producción conjunta de, aproximadamente, el 95% de la electricidad mundial.

En estos casos, la tasa promedio de crecimiento de la energía eólica terrestre alcanzada en el punto más alto de las curvas es del 0,8%, con la mitad de los países dentro del rango de 0,6%-1,1%, del suministro total de electricidad por año. Para la energía solar, estas estimaciones son algo más bajas: un promedio de 0,6%, con rango 0,4%-0,9%.

De hecho, a veces se logran tasas más altas, comparables a las requeridas en escenarios climáticos, pero generalmente en países más pequeños. Por ejemplo, la energía eólica en Irlanda se expandió aproximadamente un 2,6% anual, mientras que la energía solar en Chile creció un 1,8% anual. Sin embargo, el crecimiento rápido es mucho más raro en los países más grandes. Entre los países más grandes, solo Alemania hasta ahora ha podido mantener un crecimiento de la energía eólica comparable con los escenarios climáticos medios (por encima del 1,5% anual).

Es decir, el estudio concluye que para mantenerse en el camino de los objetivos climáticos, el mundo entero debería construir energía eólica tan rápido como lo ha hecho Alemania recientemente.

Países emergentes y en desarrollo

Para investigar las perspectivas futuras de las energías renovables, los investigadores también han comparado su crecimiento en los países pioneros (principalmente en la Unión Europea y otras naciones industrializadas de altos ingresos) y en otros lugares del mundo donde las energías solar y eólica se introdujeron más tarde. Este último grupo incluye a la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo que son responsables de la mayor parte del consumo global de energía y, por lo tanto, necesitarían desplegar la mayor parte de la energía eólica y solar en el siglo XXI.

Es hipotéticamente posible que estos países puedan saltarse la etapa de prueba y error que ralentizó a los primeros usuarios y, por lo tanto, dar un salto hacia tasas de crecimiento más altas. Sin embargo, los investigadores descubren que este no es el caso. Por lo tanto, no se puede asumir automáticamente que los países que introduzcan la energía eólica y solar más tarde aprenderán de la experiencia anterior y desarrollarán estas tecnologías más rápido.

Retos políticos

El estudio destaca varios desafíos políticos. Por un lado, que los países de altos ingresos eviten la desaceleración de la expansión solar y eólica, observada recientemente en varios lugares. Por otro, que las principales economías asiáticas, como India y China, aumenten las tasas de crecimiento para que las energías renovables comiencen a crecer más rápido que la demanda de electricidad y, finalmente, eliminen los combustibles fósiles.

Todo esto se puede lograr ampliando la brecha de costos entre las energías renovables y los fósiles, que incluyen subsidios, eliminación gradual o gravamen de tecnologías competidoras y apoyo a la integración de la red.

 
 
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