Un informe revela que el sector eléctrico lidera la transición energética

Daniel Navia durante la presentación del informe BP.

El consumo de energía en España durante 2016 se ha mantenido estable tras el repunte registrado en 2015, que llegó después de las sucesivas caídas de los cinco años anteriores. Así figura en el BP Statistical Review of World Energy 2017, el informe mundial sobre los mercados energéticos que elabora anualmente BP y cuyos resultados fueron presentados el pasado 13 de julio en Madrid.

Según el informe, los mercados energéticos muestran indicios que una clara transición hacia un modelo más sostenible, donde las renovables ganan peso sobre otras fuentes más contaminantes, como el carbón.

La presentación corrió a cargo de Luis Aires Dupré, presidente de BP España, y contó con la intervención de Daniel Navia, secretario de Estado de Energía. Al acto asistieron más de un centenar de profesionales del mundo de la economía, la empresa y la energía.

Como se indicaba al principio, el consumo energético en España se ha mantenido estable en 2016, tal y como refleja el informe. En esta ocasión, el crecimiento ha sido apenas perceptible, con un alza del 0,2%, frente al 1,7% de 2015. Esto, unido a un incremento notable del PIB español de un 3,2% en 2016, supone una mejora de la intensidad energética y pone de manifiesto que España continúa por la senda de mejora de su eficiencia energética.

Si analizamos el consumo por fuentes de energía, destaca el descenso del 23,9% sufrido por el carbón, en línea con la tendencia a nivel europeo y global, y en oposición al crecimiento del 23,9% registrado en el pasado ejercicio de 2015. Por el contrario, el consumo de la energía hidráulica sube un 27,3%. En 2016 la estructura de generación eléctrica estuvo condicionada por la climatología, siendo un mejor año en cuanto a producción hidroeléctrica.

Un nuevo mix energético

Estos cambios en el consumo, con respecto al periodo anterior, han producido una nueva configuración del mix energético español. Así, cabe destacar que el petróleo, el gas natural, la energía nuclear y la hidráulica han ganado cuota en su aportación a la demanda, acabando con una participación en el mix de 46,3%, 18,6%, 9,8% y 6% respectivamente.

Mientras tanto, el carbón ha reducido su porcentaje hasta el 7,7% y las renovables se mantienen estables en el 11,5%. Como consecuencia de todo esto, las emisiones de CO2 disminuyeron un 2,7%, en contraste con el crecimiento de más del 6% experimentado en 2015.

Hacia un modelo energético más sostenible

A nivel mundial, el BP Statistical Review revela un 2016 en el que se ha puesto de manifiesto cómo se van consolidando ciertas tendencias que hacen evidente la transición a un modelo energético con menores emisiones de carbono. Tendencias como son el crecimiento más lento de la demanda mundial de energía y el traslado del centro de gravedad de esta demanda a las economías en desarrollo con altos índices de crecimiento, liderados por China e India.

Se evidencian también mejoras de la eficiencia energética y un cambio en el mix hacia combustibles con menor contenido en carbono, donde las energías renovables siguen creciendo fuertemente, y en el que cae el uso del carbón, repercutiendo positivamente en las emisiones.

Según el informe, se puede decir que el consumo del carbón cayó con fuerza por segundo año consecutivo, experimentando un descenso del 1,7% debido principalmente a la disminución de la demanda tanto en EE.UU. como en China. Esta disminución supuso que la participación del carbón en la demanda de energía primaria fuera del 28,1%, su menor cuota desde 2004. En cuanto a la producción, cayó un 6,2%, la mayor disminución anual registrada.

El sector eléctrico, a la cabeza de la transición energética

Por otro lado, las energías renovables, encabezadas por la eólica y la energía solar, fueron de nuevo las energías de más rápido crecimiento en 2016, aumentando un 12% gracias a los continuos avances tecnológicos. A pesar de que el suministro de energías renovables representa poco más del 3% de la energía primaria total, el crecimiento de éstas supuso casi un tercio del crecimiento total de la demanda de energía en 2016.

Por último, el estudio destaca que el sector eléctrico se colocó a la cabeza de la transición energética, tanto en términos de mejora de la eficiencia energética como en el cambio hacia un mix de combustibles con menores emisiones de carbono.

 
 
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