Cada vez son más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático, y este clima está poniendo a prueba la red eléctrica europea. Ahora en verano no solo las personas sienten el calor extremo, sino que las redes eléctricas europeas también están bajo presión. En este contexto, un informe de Eurelectric, la asociación de la industria eléctrica europea, analiza cómo los operadores de sistemas de distribución de electricidad (DSO) pueden impulsar la resiliencia de las redes eléctricas frente al cambio climático. El informe presenta casos prácticos y ofrece recomendaciones políticas para preparar las redes eléctricas europeas para el futuro.
Europa es una de las regiones con el mayor aumento previsto de riesgo de inundaciones en las próximas décadas y ya se encuentra gravemente afectada. En 2024, al menos 335 personas perdieron la vida en el continente debido a tormentas e inundaciones. Además de las inundaciones de Valencia en octubre de 2024, la tormenta Boris en Europa Central y Oriental en septiembre de 2024 y la tormenta Éowyn en enero de 2025 subrayan la urgencia de prepararse para este riesgo. Y también las olas de calor son cada vez más frecuentes. De las 15 olas de calor más severas que sufrió el sureste de Europa entre 1950 y 2024, cinco tuvieron lugar durante 2024.
Existen varios tipos de resiliencia de las redes eléctricas al cambio climático (resiliencia física, digital/cibernética, resiliencia operativa). Si bien este informe se centra en la resiliencia física, es importante tener en cuenta que el impacto del cambio climático va más allá. También provoca cambios inesperados y extremos en la demanda de electricidad, como picos repentinos durante olas de calor o de frío, que pueden impulsar las cargas más allá de la capacidad diseñada de la red eléctrica. Y esta volatilidad de la demanda aumenta el riesgo de inestabilidad y complica la previsión de carga y la planificación operativa de los DSO.
En las próximas décadas, las olas de calor, las inundaciones y las tormentas serán cada vez más frecuentes, y los DSO deben estar preparados. El informe de Eurelectric indica que una sólida coordinación ante emergencias y una planificación de recuperación son tan importantes como las mejoras físicas. Y también señala que el desafío puede ser cada vez mayor, pero también lo es la solución.
El documento destaca que los DSO se están preparando en torno a una estrategia de tres pasos: mapear la exposición y los riesgos asociados al cambio climático para las redes eléctricas; reforzar la resiliencia de la red de líneas, cables y subestaciones; y preparar medidas de respuesta eficaces para restaurar la red eléctrica en caso de daños.
Estrategia de los DSO
Utilizando datos de agencias de modelización climática nacionales o de la UE, los DSO pueden mapear la exposición climática de su red para identificar sus principales vulnerabilidades y priorizar la acción. Esta fase preliminar es esencial y debe realizarse a través de un enfoque secuencial considerando escenarios de evolución climática, riesgos climáticos asociados e impactos de esos riesgos en los DSO. Además, el mapeo debe estar en constante evolución de acuerdo con las evoluciones del clima europeo e integrar los peores escenarios dada la naturaleza crítica de los DSO. Después, guiará los planes de expansión en tiempo real para priorizar las inversiones donde más se necesiten.
En cuanto al refuerzo de la resiliencia de la red, para mitigar los efectos del cambio climático en los activos y la red, los DSO utilizan diferentes herramientas: uso de componentes más robustos, reducción de la exposición de los activos, fortalecimiento de la interconectividad (mallado) y adaptación de los planes de renovación a la severidad del riesgo local. Otro problema que se debe abordar para mejorar la resiliencia de la red es reducir la exposición directa de los activos. Y el informe también destaca la importancia de que los DSO organicen su programa de modernización basándose en el desgaste acelerado de los activos causado por el estrés climático crónico, cuando haya datos suficientes para evaluarlo adecuadamente.
Finalmente, para la implementación de medidas de respuesta eficientes para garantizar una rápida restauración del sistema, se destaca que un plan de recuperación y operación para los DSO abarca la coordinación con los servicios públicos para intervenciones, la preparación de una fuerza de respuesta interna para ser desplegada y el almacenamiento de componentes de la red para reparar o reemplazar los degradados.
Estudios de caso para mejorar la resiliencia de las redes de distribución
Para ilustrar esta estrategia, el informe expone seis estudios de caso de toda Europa que muestran diferentes situaciones y soluciones para mejorar la resiliencia de las redes de distribución ante los impactos físicos del cambio climático. Y además, también se presentan ejemplos de legislación nacional sobre incentivos y planes de adaptación climática.
Este año, se pudieron ver las consecuencias cuando la resiliencia de la red eléctrica falla: apagones, infraestructura dañada y comunidades enteras que quedan a oscuras. Por ejemplo, unos de los casos prácticos expuestos en el informe es la tormenta Éowyn de enero de 2025 en Irlanda y Reino Unido que provocó ráfagas de viento récord de hasta 184 km/h, que causaron daños sin precedentes, generalizados y extensos a la infraestructura eléctrica, lo que provocó que un total de 768.000 usuarios se quedaran sin suministro eléctrico.
El enfoque adoptado por ESB Networks para abordar las inundaciones en subestaciones de alta tensión se basó en identificar las subestaciones de alta tensión con riesgo de inundación, evaluar la probabilidad y el alcance de las inundaciones, e introducir medidas de mitigación de inundaciones.
Otro ejemplo analizado en el informe es el de E-distribuzione. Tras la ola de calor de julio de 2023 que provocó un apagón de emergencia en la provincia italiana de Catania, Sicilia, la empresa realizó un análisis exhaustivo para desarrollar los modelos de resiliencia de las redes de distribución. Esto llevó al lanzamiento de inversiones específicas, incluyendo la sustitución de segmentos vulnerables de la red subterránea de media tensión por cables sin juntas y resistentes al calor. Y su enfoque ahora sirve de modelo para otros en el sector.
Otros casos prácticos son los del operador Enedis en Francia, donde una cartografía detallada de los riesgos climáticos en todo el territorio francés permite priorizar las áreas donde se requieren acciones para aumentar la resiliencia de la red eléctrica, o el caso de la planificación de la adaptación climática de la red de distribución ibérica de E-REDES (Portugal) y EDP Redes (España). Este plan de adaptación tiene como objetivo estratégico mitigar el riesgo climático en un enfoque integral, orientado a fortalecer la adaptación de la red de distribución a los efectos de eventos climáticos extremos.
Inundaciones de octubre en Valencia
En el informe, también se analizan las graves inundaciones del 29 de octubre de 2024. La dana causó una interrupción importante en la red eléctrica, dejando a 180.000 clientes sin electricidad y dañando la infraestructura en líneas aéreas y subterráneas, especialmente en las zonas del sur de Valencia.
I-DE, de Iberdrola, activó una respuesta de emergencia inmediata para contener la crisis. En 24 horas, se había restablecido el suministro eléctrico a la mitad de los afectados, aumentando al 85% en 48 horas y al 95% en 72 horas. Se priorizó la restauración de los servicios críticos, incluidos hospitales, centros de salud, parques de bomberos y agencias públicas. Se movilizaron equipos adicionales de toda España, con 40 brigadas y más de 500 efectivos desplegados. Y se instalaron más de 120 generadores portátiles para dar soporte a la infraestructura esencial.
Tras las inundaciones, I-DE puso en marcha el proyecto il·lumina, una importante iniciativa para fortalecer la resiliencia de la red eléctrica y avanzar en su digitalización. Con una inversión prevista de unos 100 millones de euros y una finalización inicial del 90% de las obras prevista para 2025, el proyecto combina mejoras específicas de la infraestructura con un rediseño estratégico de la red eléctrica.
Según el informe, las principales lecciones aprendidas de la dana de Valencia son que la preparación y la coordinación planificada son fundamentales para minimizar las interrupciones y acelerar el restablecimiento del suministro eléctrico; que los sistemas digitales de monitorización y control son esenciales para la evaluación rápida de daños y la planificación eficaz de la respuesta; y que la colaboración interregional mejora significativamente la capacidad de emergencia y la velocidad de respuesta durante eventos climáticos extremos.
Recomendaciones para impulsar la resiliencia de la red eléctrica
La Comisión Europea tiene previsto adoptar el Plan de Adaptación Climática en la segunda mitad de 2026. Para ello, Eurelectric expone en el informe seis recomendaciones de políticas destinadas a garantizar que las próximas regulaciones realmente respalden la resiliencia de la red eléctrica y permitan una transición energética a prueba del clima.
Las recomendaciones exponen la importancia de incentivar y reconocer las medidas de adaptación climática en los marcos regulatorios nacionales; que el próximo Plan de Adaptación Climática debería poner énfasis en medidas de adaptación climática para la infraestructura crítica; que los Planes Nacionales de Energía y Clima deberían modificarse para introducir explícitamente una dimensión de resiliencia física de la red; que los criterios ambientales de la Ley de Industria Cero Neto (NZIA, por sus siglas en inglés) para los procedimientos de contratación pública deberían incluir aspectos de adaptación climática; que las autoridades reguladoras nacionales deberían ser explícitamente responsables de abordar la adaptación climática de la infraestructura eléctrica; y que las inversiones en resiliencia deben ser parte integral de los Planes de Desarrollo de Redes de Distribución.
El informe concluye que el cambio climático ya está poniendo a prueba las redes eléctricas europeas y seguirá haciéndolo. Incorporar resiliencia en la planificación, el diseño y la regulación de la red eléctrica no es opcional, y es esencial para un futuro eléctrico seguro, asequible y descarbonizado.