El proyecto europeo Baliht desarrollará baterías de flujo redox que soportarán 80 grados

Proyecto europeo Baliht.

Un equipo multidisciplinar compuesto por investigadores, expertos, grandes empresas y pymes de diferentes países europeos y coordinado por el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) trabajan conjuntamente en el proyecto europeo Baliht H2020, para desarrollar una nueva batería orgánica de flujo redox capaz de funcionar a temperaturas de hasta 80ºC.

El proyecto europeo Baliht tiene como objetivo conseguir unas baterías de flujo redox capaces de trabajar a una temperatura de 80 grados.

Las baterías de flujo redox utilizadas en el proyecto se componen de dos depósitos en los que se almacena la energía química de los electrolitos, sustancias que se reducen y oxidan, que se transforma en energía eléctrica, y viceversa, en las celdas a las que están conectadas. Su rendimiento se basa en el tamaño de la celda y la capacidad de almacenamiento se relaciona con el volumen de los depósitos de electrolito.

Las baterías de flujo redox de Baliht utilizarán electrolitos orgánicos que se fabrican de productos derivados de lignina, un polímero orgánico más abundante en el mundo vegetal, siendo una materia prima renovable, natural y no tóxica; en lugar de los tradicionales electrolitos de compuestos metálicos.

Los depósitos que contendrán el electrolito serán contenedores modulares, flexibles y de doble pared que permitirán que la capacidad de la batería se pueda ampliar para su uso en aplicaciones diferentes de las actuales.

Baterías sin sistemas de refrigeración

El equipo multidisciplinar está intentando generar baterías de flujo redox fabricadas con Baliht que sean capaz de funcionar en altas temperaturas sin la necesidad de refrigeración. Actualmente, las baterías de flujo redox pueden funcionar en temperaturas que alcanzan los 40 grados, pero el calor que genera la propia batería obliga a disponer de un sistema de refrigeración para evitar que los electrolitos se degraden y, por lo tanto, se vea afectado el rendimiento de la batería.

Al conseguir que este tipo de baterías puedan trabajar a más temperatura, eliminará la necesidad de implementar un sistema de refrigeración y proporcionará un 20% más de eficiencia que las existentes.

Este proyecto ha sido financiado por la Comisión Europea bajo la convocatoria “Building a Low-Carbon, Climate Resilient Future: Next-Generation Batteries” (H2020-LC-BAT-2019-2020) y se espera que finalice en 2022.

 
 
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