En 2024, las inversiones mundiales en la transición energética alcanzaron un nuevo récord de 2,4 billones de dólares, lo que supone un aumento del 20% con respecto a los niveles medios anuales de los dos años anteriores, según el informe ‘Panorama mundial de la financiación de la transición energética 2025’. Alrededor de un tercio se destinó a tecnologías de energías renovables, lo que elevó la inversión en renovables a 807.000 millones de dólares. No obstante, a pesar de estas cifras, el informe indica que el aumento interanual de las energías renovables se ralentizó significativamente, con un incremento de las inversiones anuales del 7,3% en 2024, en comparación con el 32% del año anterior. Y que las inversiones siguen estando muy por debajo de lo necesario para alcanzar el escenario de 1,5 °C.
El informe, de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) y la Iniciativa de Política Climática (CPI), revela que el 96% de las inversiones en energías renovables se destinaron al sector eléctrico, continuando una tendencia a largo plazo, y que la inversión mundial en energía solar fotovoltaica alcanzó un récord de 554.000 millones de dólares en 2024, lo que supone un aumento del 49%.
Otros hallazgos del informe muestran que el año pasado la inversión en energías renovables, redes eléctricas y almacenamiento en baterías superó la inversión en combustibles fósiles, aunque el gasto en combustibles fósiles va en aumento.
Concentración en las economías avanzadas
El informe también revela que la inversión en tecnologías de transición energética creció a nivel mundial, pero el 90% permaneció concentrada en las economías avanzadas y China, dejando atrás a los países emergentes y en desarrollo. El documento de Irena y CPI muestra que las economías avanzadas y principales pueden recurrir a recursos financieros internos para financiar las transiciones energéticas. En cambio, los países de bajos ingresos dependen del apoyo externo debido a la falta de desarrollo de sus mercados financieros, su limitada capacidad fiscal, los elevados costes de capital y la vulnerabilidad de su deuda, entre otros factores.
Además, el nuevo informe también destaca que la inversión en las cadenas de suministro y la fabricación para la transición energética sigue siendo fundamental, pero está altamente concentrada. En concreto, China representa el 80% de la inversión mundial en instalaciones de fabricación para tecnologías solares, eólicas, de baterías y de hidrógeno entre 2018 y 2024. Aunque también se destaca que están surgiendo nuevas fábricas fuera de las economías avanzadas y de China, lo que permite extender la seguridad energética y los beneficios socioeconómicos de la transición a otras economías en desarrollo.
En general, la inversión mundial en fábricas de energía solar, eólica, baterías e hidrógeno disminuyó un 21%, hasta alcanzar los 102.000 millones de dólares en 2024, debido a una caída significativa en las inversiones para la fabricación de paneles fotovoltaicos. Y en el lado contrario, la inversión en fábricas de baterías casi se duplicó hasta los 74.000 millones de dólares, lo que refleja la creciente demanda de almacenamiento en redes eléctricas, vehículos eléctricos y centros de datos.
El informe concluye que la inversión extranjera directa, a través de empresas conjuntas, alianzas tecnológicas e intercambio de conocimientos, será vital para fortalecer la cooperación internacional y expandir la manufactura para la transición energética en las economías emergentes y en desarrollo, incluso a través de la colaboración Sur-Sur.
