Como consumidores de energía eléctrica cada vez somos más conscientes de la importancia de nuestro comportamiento y hábitos para lograr avances en la eficiencia energética, pero somos el último eslabón de una larga cadena que se inicia en el punto de generación de la energía y llega hasta nosotros a través de la red de transporte.
Somos dependientes de la electricidad desde hace décadas, incluso siglos. A finales del XIX, pero sobre todo en el XX, los hogares comenzaron a electrificarse y desde entonces, todo ha evolucionado muy deprisa. Son numerosos los avances tecnológicos desarrollados como los dispositivos actuales, como ordenadores, tabletas, o vehículos eléctricos entre otros y no hay hay que olvidar que nuestra forma de vida depende en todo momento de la electricidad, ya que las aplicaciones tecnológicas son siempre posibles gracias a los avances de esta fuente de energía. Por esta razón, y para que todo el sistema siga funcionando, el suministro no puede detenerse.